Así es el despacho ideal
En el lugar de trabajo es donde nace la inspiración. El objetivo principal de la disposición y decoración de un despacho debería ser conseguir el máximo rendimiento durante el trabajo, una meta en la que intervienen diversos factores: el ambiente, la distribución del espacio, la disponibilidad de los elementos básicos para realizar las diferentes tareas, etc.
Cuanto más grata sea la estancia, mayor productividad se alcanzará y por lo tanto aumentaría la satisfacción personal y con ella la autoestima. Las claves del éxito son conseguir un lugar práctico, cómodo, saludable, ordenado y agradable a la vista de su inquilino, ya que pasará allí buena parte de su jornada. Así que lo más recomendable es alejarse de las distracciones sin dejar a un lado aquellos pequeños detalles que reflejan tus gustos y consiguen que te sientas identificado en ese lugar.
Elegir el espacio adecuado
Estás buscando un espacio para ti. Parece una premisa básica pero en ocasiones podemos revisar catálogos de muebles, colores y habitaciones y acabar olvidando que aquello que parece maravilloso en una revista puede no ser lo que estás buscando. Para trabajar requieres un espacio donde puedas estar tranquilo y concentrado y que puedas adaptar en base a tus necesidades laborales. Ven a vernos, si necesitas ver muebles, tocarlos, sentirlos… Etc.
Deberás tener en cuenta también si podrías recibir visitas asiduamente, por lo que sería necesario acondicionar la estancia también para tus clientes. Esto conlleva adaptar tu despacho a los requisitos de la ley de prevención de riesgos laborales, que obliga a disponer de extintores y de un botiquín, señalización de emergencia y del cuadro eléctrico, entre otras cosas; y decidir qué elementos personales lucirán a la vista de todos.
La estética tiene un papel importante, pero no debe primar sobre la funcionalidad. Por ejemplo, es mejor una mesa amplia y despejada que recargada de detalles y decoraciones, porque te permitirá trabajar con mayor fluidez y distraerte menos fácilmente.
Valora tus intereses
Lo mejor para poder planificar la organización del espacio es comenzar haciendo una lista de todo lo que quieres que esté en esta habitación. O, mejor dicho, dos:
– Las cosas que necesitas: elementos básicos en todo despacho:
- almacenaje: archivadores, carpetas, blocs, cajones, separadores… El orden es la clave de la eficiencia y si manejas mucha documentación agradecerás haber clasificado todos tus archivos cuando tengas que buscarlos.
- espacio de trabajo: dado que vas a pasar en este espacio buena parte de tu tiempo es recomendable que cuides tu salud en la medida de lo posible. Por ello, es recomendable que diseñes un espacio cómodo para ti. Un escritorio amplio, una silla en la que puedas mantener una posición de la columna adecuada o una habitación con buena ventilación son básicos para que disfrutes de tu entorno. También la iluminación es un factor importante. Valora tres focos de luz: una luz cenital, es aquella que emite desde el techo e iluminará toda la habitación; una lámpara de escritorio, para tener un foco directo sobre tu trabajo y que no tengas que forzar la vista; y la más importante y económica de todas: la luz natural, que te recomendamos que aproveches al máximo.
- material: todo aquel material de oficina necesario en tu trabajo, desde una papelera, un calendario, una pizarra o unos lapiceros hasta manuales de estilo, enciclopedias, un ordenador, una impresora… En resumen, todos aquellos complementos imprescindibles.
- buena ventilación: No te encierres en un «cuartucho», o si lo haces, procura que esté ventilado. Es fundamental para un buen rendimiento, que tu cabeza esté bien oxigenada constantemente. Si tienes poco espacio, no es recomendable que decores con plantas, o te pueden restar ventilación.
– Las cosas que te gustan: no necesitas el diploma de tu graduación, ni una enredadera que trepe por la estantería, ni tampoco una foto familiar, pero si son cosas que te gustan, adelante con ellas, es una forma de personalizar el espacio y sentirte a gusto en él. Eso sí, lo mejor es que sean detalles, para grandes decoraciones está el resto de habitaciones de la casa.
Orden y concierto: estudia el espacio
El protagonismo debe tenerlo el lugar en el que más tiempo pases. En la mayoría de los casos, el escritorio. Por ello una buena opción es escogerlo lo primero e ir dando forma al resto de la estancia en función a este mueble. Si no, es importante conocer las medidas y posibilidades del espacio, para sacarle el mayor rendimiento.
Una recomendación: dibuja la habitación tal y como la imaginas, mide, haz cálculos, valora tus prioridades y, si debes hacerlo, prescinde de aquello que consideras más caprichoso, quizá puedas colocarlo en otra habitación.
Selecciona el material, la decoración y los colores
Puedes nutrirte de catálogos, revistas, páginas web como la nuestra o de tu tienda de confianza. Lo importante es que estés seguro de la decisión que tomes. Disfruta de este proceso de creación, es tuyo.
Para un espacio destinado al estudio o al trabajo lo mejor es evitar la sobrecarga de decoración, utilizar colores neutros o suaves para relajar la vista y elegir un material de buena calidad, para que podamos disponer de él cuando lo necesitemos sin sorpresas desagradables. Eso sí, si no pasa nada si quieres poner una pared un poco más oscura y darle carácter y personalidad a tu despacho ideal. Lo único que tendrás que tener en cuenta es de tener metros suficientes para no agobiar el espacio 😉
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Fuente fotográfica: Pinterest